Alfonso Del Olmo. Con la tecnología de Blogger.

lunes, 2 de enero de 2017

La historia de Thierry Sabine, el padre del Dakar.

El Volkswagen Touareg del 2006, esos colores azules y verlo por encima de las dunas era la imagen que yo tenía del Rally Dakar, algo que siempre me ha llamado la atención, Carlos Sainz y una carrera por el desierto.

El bicampeón del mundo de Rally entraría ese año a competir en el Rally más peligroso del mundo, dos años después de retirarse del mundial. 37 años después de su primera carrera y a sus 54 años, Carlos Sainz sigue compitiendo por el desierto,
donde ya ganó en 2010 con Volkswagen, esta vez y desde el año pasado con Peugeot. El mejor piloto de Rally español de la historia sin duda.

Pero hoy no vengo a hablar sobre Carlos Sainz, gran piloto y gran persona. Esta mañana ha comenzado el Dakar, este rally , como todos sabemos, es una prestigiosa carrera, actualmente por tierras americanas pero que antiguamente iba desde París hasta Dakar. Una peligrosa carrera por el desierto que todos los años hay algún muerto. La historia del origen de esta competición es lo que nadie sabe y nunca se cuenta y yo hoy la voy a intentar contar lo mejor que pueda.

Thierry Sabine era un piloto de motocicletas, también conocido en las 24 horas de Le Mans. Competía en 1978 en un conocido rally llamado Costa de Marfíl dónde se desvió de ruta y se perdió. La moto, una Yamaha, se había quedado sin gasolina y no tenía ni comida ni agua. Perdido en la inmensidad del desierto se promete a él mismo que si sale vivo de aquella organizaría una competición. una carrera por el desierto. Pero no ve otra salida y Thierry Sabine decide hacer el suicidio tuareg que consiste en poner la nuca al sol y esperar un trágico destino. En ese momento pasa una avioneta, un amigo suyo, que después ayudaría a organizar esta competición, sin embargo en ese momento no puede parar a recogerle pero le tira agua y algo más para poco después volver a recogerlo. Estaba salvado.

Sabine vio volver a su amigo con su avioneta, le hacía señales con las manos, pero su amigo tenía un problema y lo veía a él, como si se hubiese vuelto invisible y dónde antes estaba ya no se encontraba. Sabine se empezó a agobiar cuando veía que no baja a por él y su amigo en la avioneta también sabiendo que si no le encontraba Sabine moriría allí. Cuando empezaba la avioneta a quedarse sin combustible, en el cielo observó una cruz gigante

que iba en dirección contraría a la que él llevaba con la avioneta y decidió seguirla. La cruz le llevó a donde se encontraba su amigo que pudo ser rescatado de aquel lugar.

Más allá de milagros religiosos, aquella cruz le salvó la vida a Sabine, un signo, una señal del cielo. Este señor, cumpliendo su promesa organizó aquella competición, Paris-Dakar hoy en día solo Dakar. Sabine siempre tuvo gran afición por el desierto, fue algo que siempre le atrajo y siempre estuvo ligado a él. A pesar de haber salvado la vida aquel día, 1978, una duna le quitó la vida en pleno desierto en 1986, con 38 años. Y es que siempre confesó que si pudiera elegir el sitio donde morir sería en el desierto. En algún lugar del desierto de Malí, supervisando el Rally que había creado desde un helicóptero hubo una tormenta de arena. El piloto dada la nula visibilidad de aquella situación siguió los faros de un coche, pero no pudo ver la duna que el coche estaba subiendo y el aparato se estrelló.

Mi pequeño recuerdo a Thierry Sabine, poco conocido como su curiosa historia. El padre de esta hermosa y prestigiosa competición.

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